Cocinando Cultura en la Cocina de Thelma
Una cultura es una forma de vida de un grupo de gente?los comportamientos, creencias, valores y símbolos que ellos aceptan, generalmente sin pensar acerca de los mismos y que son transmitidos por medio de la comunicación e imitación de una generación a la siguiente. Un chorrito de cultura fue el ingrediente secreto en los platos que Thelma estaba preparando la noche que nos reunimos. Lo divertido, es que ella ni siquiera lo sabía. Llegamos a Torio justo después de anochecer. Un amigo nos sugirió comer en Thelma's en el pueblo. Thelma nos recibió cordialmente, llamándonos a la cocina para averiguar que queríamos de cenar.
Había dos opciones en el menú para esa noche, pollo frito revuelto con patacones caseros por $6.00 y pasta de langosta por $8.00. Todos elegimos la pasta de langosta. Thelma nos pidió volver en 40 minutos; la comida sería elaborada fresca.
Cuarenta minutos más tarde volvimos y el restaurante estaba repleto. Había cuatro mesas de al menos doce personas y Thelma estaba sola en la cocina. Nos advirtió que la mesa al lado nuestro había realizado el pedido antes que nosotros y por tanto les serviría primero. Le dijimos que no había apuro y que no nos molestaba la espera.
Pasaron cerca de veinte minutos. Nos refrescamos con las Panamás del refrigerador ubicado en el comedor. Otros hicieron lo mismo. En el ambiente había conversaciones en francés, inglés y español. Tomamos y nos reímos, sin darle importancia al transcurrir del tiempo. Eso hasta que ricos aromas emanaban de la cocina, recordándole a nuestros estómagos acerca de la langosta que habíamos pedido.
Recostándome en mí mesa pispié dentro de la cocina, pudiendo ver a otra mujer en la misma. Me dí cuenta que era la mujer en la mesa detrás nuestro. Ella estaba ayudando a Thelma a cocinar.
Me dí cuenta que los niños y el marido también estaba ayudando, limpiando los cubiertos y repartiéndolos. Entonces me dí cuenta. La mesa, (la que había realizado el pedido antes que nosotros) se estaba encargando de ayudar a Thelma a servir a todo el restaurante.
Cuatro raciones bien abundantes de pasta de langosta bien caliente fueron traídas a nuestra mesa. Cada plato contenía colas frescas de langosta, nadando en salsa cremosa y pasta de cabello de ángel. Después de nuestra mesa, se sirvió a otras dos mesas adicionales antes de que la familia que había realizado su pedido primero se sentó y se sirvió a sí misma.
A medida que estaba degustando, posiblemente la mejor pasta de langosta que comí en mi vida, estaba agradecido de haber experimentado la cocina de Thelma en una noche agitada, cuando estaba corta de personal. Esto es así por un par de razones: Primero, para poder conocer informalmente a la Familia Aubert (la mesa que realizó el primer pedido y sin embargo sirvió a todo el restaurante). Y finalmente, como un recordatorio de nuestra responsabilidad por ampliar una cultura que se basa en la conexión de la comunidad y los actos sencillos de amabilidad.